La diabetes tipo 2 es una de las patologías crónicas más frecuentes actualmente. Se caracteriza por una resistencia a la insulina y una dificultad del cuerpo para regular los niveles de glucosa en sangre. Además del tratamiento médico y la alimentación saludable, la actividad física supervisada es una de las estrategias más efectivas para controlar la diabetes tipo 2 y mejorar la calidad de vida.

¿Por qué debe ser supervisada?

La actividad física es muy beneficiosa, pero en personas con diabetes tipo 2 se necesita planificación y seguimiento profesional. Un entrenamiento supervisado permite adaptar la intensidad, el volumen y el tipo de ejercicios al estado de salud y a los objetivos individuales, reduciendo riesgos como hipoglucemias, lesiones o sobrecargas.

Principales beneficios del ejercicio supervisado en la diabetes tipo 2

  • Mejora del control glucémico: la actividad física aumenta la sensibilidad a la insulina y ayuda a mantener niveles de glucosa más estables.
  • Reducción del riesgo cardiovascular: el entrenamiento aeróbico y de fuerza mejoran la presión arterial, el perfil lipídico y la salud del corazón.
  • Pérdida de peso y composición corporal más saludable: el ejercicio favorece la disminución de grasa visceral y el aumento de masa muscular.
  • Mejora de la fuerza y la resistencia: esto facilita las actividades cotidianas y aumenta la autonomía personal.
  • Estabilización del estado de ánimo y reducción del estrés: la actividad física regular libera endorfinas y reduce ansiedad y depresión.